Aprovecha el gordo que el menor está de viaje y entra a la casa casi sin preocuparse por no hacer ruido. Los padres ya lo conocen; lo saludan y lo invitan a tomar todo lo que tienen a su alcance, como buenos anfitriones que son los Soule, mas el de traje rojo se rehúsa pensando en todo el trabajo que todavía tiene por delante, y se limita a posar debajo del árbol un trofeo adeudado que deja leer el término "valla menos vencida", el cual el hombre de la casa mira con orgullo. Se sube a su trineo, le da una orden a un reno de nariz roja y levanta vuelo hacia la siguiente casa más cercana.
Al igual que en el hogar anterior, el gordo se da el lujo de no tener cuidado. Hace caso omiso a los ladridos de un perro simpático y entra a la casa, aprovechando la ausencia de los dueños para hacerse con un aperitivo de medianoche, e incluso tentado de sentarse en ese cómodo sillón a ver tele; mas resuelve que no hay tiempo y decide proseguir con su tarea. Encuentra el árbol y deja bajo los adornos una camiseta con el número 22 y el "pesto f.c." por debajo de los dígitos. Tras una nueva mirada de deseo al sillón, se trepa nuevamente a su trasnporte y continúa su marcha.
Ciudad de la paz 2259, otro domicilio sin el niño presente. El dueño de casa lo hace sentirse cómodo y le pregunta si de casualidad no tiene un gorrito de más. El gordo niega extrañado la bizarra propuesta y tras rechazar humildemente los agasajos del anfitrión se dispone a despachar su regalo, esta vez por partida doble. Primero coloca un raro trofeo con forma de patada, con la inscripción de "Ranking Rústico" al pie; y luego coloca, a su derecha, el premio al esfuerzo, que bien merecido lo tiene. Saluda nuevamente al ex D.T. y se encamina a su próximo destino.
Éste sí está, y acá tiene que ser precavido para no ser visto (todo sea para que perdure el mito). Sin tiempo que perder, se apresura a dejar el premio al mejor físico del torneo y, más importante aún, al defensor con más calidad. Antes de que lo descubran, hace el mejor esfuerzo que su para nada envidiable forma le permite, y escapa lo más rápido que puede, sin dejar de pensar que quizás tendría que haber agarrado esa barra y empezar a ejercitarse un poco más, para darse cuenta a los pocos segundos de que esa era una meta irrealista.
Linda sorpresa se llevó el gordo en Virrey Aviles. Confiado de que el receptor en cuestión se encontraba en Cariló, entró con su bolsa a cuestas sin hacerse mucho problema. Forzado a imporvisar, el barbudo atisbó a agacharse y depositar en su mismo escondite los regalos, sabiendo que en algún momento alguien iba a tropezar con ellos. Además del despertador, el gordo le dejó un presente que sabía que no iba a despreciar: la cinta de capitán que portó moralmente durante estos últimos partidos, finalmente materializada y lista para afianzarse a ese brazo derecho digno de un líder nato. Sin tiempo que perder y procurando no romper nada, salió disparado hacia Almagro, maldiciendo por lo bajo por la distancia del recorrido.
Todavía puteando, se bajó en Díaz Vélez y Bulnes, sabiendo que el muchacho se encontraba en Devoto. Se sacó de encima como pudo al efusivo perro y colocó arriba de la mesa un jean, unos anteojos sin cinta skotch y el buzo de D.T. que se empezó a calzar desde aquel épico 6.5 frente a Talento de Barrio, mientras Rafa Pardo daba un paso al costado. Miró con anhelo la tele y el futón, pero nuevamente el deber lo impulsó a no holgazanear.
Sin lugar a dudas, la fortaleza Bassi fue el lugar más díficil de todos los de su lista en los que el gordo se las tuvo que ingeniar para entrar. Tras encontrarle la vuelta y reírse de una foto del hombre en pijama en su infancia, avanzó hasta el árbol y posó a sus pies dos trofeos del mismo calibre, pero con distintos números: uno marcaba un "18" al lado de "Goles" y el otro un envidiable (considerando la cantidad de partidos disputados) "13". Antes de irse, dejó caer, intencionalmente, unas pesas, que sabrá el goleador para qué serán.
Llegando a Boedo, el gordo se dio cuenta de que se había recorrido la ciudad casi de punta a punta, todo por nueve pendejos rompe bolas. Desconociendo el paradero de su festejo, el barbudo se animó no más a estacionar su vehículo en la terraza y dejar en el cuarto del adolescente los regalos. Primero y principal, le devolvió su camiseta que había quedado extraviada por Caballito, allá por la última fecha del torneo; luego le dejó el premio a mejor asistidor y por último, como un gesto meramente simbólico, colocó junto a la casaca una goma, vaya uno a saber por qué. Cansado, se subió por última vez a su trineo e instigó a los renos a hacer un último esfuerzo.
Nuevamente confiado de que iba a estar a sus anchas, el gordo no se molestó en hacer de su entrada una sutíl. Esta vez tranquilo de que no tenía que ir a ningún otro lado, se desplomó sobra una silla y cedió ante la tentación de relajarse con un poco de tele, que seguramente debía estar pasando una de esas películas que tanto le gustan sobre su época del año. Tras una media hora de "El joven manos de tijera" decidió que quizás era momento de pegar la retirada. Abrió su bolsa por última vez y vació su contenido bajo el pequeño árbol que había en la entrada. De ella salieron dos cosas: una mira, para que el delantero logre apuntar al arco más seguido, y la responsabilidad de formar el plantel para el Pesto 2011. Esperando lo mejor y confiando en el delegado, Papá Noel rumbeó hacia la casa de Eska Scattone, para dejarle a la madre la receta de una salsa que su hijo debía conocer bien.
miércoles, 29 de diciembre de 2010
sábado, 18 de diciembre de 2010
Roger Federer
Después de digerir* la derrota y eliminación de nuestro torneo despedida, y de sacarme de encima el colegio, decidí volver para contarles a los que no estuvieron presentes (que fueron pocos realmente) lo que ocurrió en aquel fatídico sábado de noviembre.
Pese al abultado resultado final, el trámite no fue tan disparejo como parece, si no más bien que en un principio nos podríamos haber puesto arriba nosotros. Durante la primera mitad del inicio, las chances más claras estuvieron en un mano a mano dilapidado por Manu Pujó (reemplazaba a Seba García) y en un rebote que forzó Juan Pardo por presionar al arquero rival que terminaron despejando sobre la línea.
Sin embargo, entrando en la segunda mitad del comienzo, Galácticos demostró su superioridad individual. Primero abrió el marcador con un tiro libre ejecutado rápido y definido con una violencia y precisión admirables, desde una posición de la que realmente era difícil encontrarle ángulo a la pelota para que entre. Durante un puñado de minutos, Pesto todavía dio batalla y dispuso de alguna que otra ocasión para llegar al empate, pero una vez que los rivales encontraron el segundo gol, no hubo cómo pararlos. De la mano del segundo llegaron el tercero y el cuarto, todos de buen porte, en especial una mediavuelta fortísima de uno de los delanteros que nos tuvo a mal traer todo el partido.
El complemento lo arrancamos, como siempre, en búsqueda de revertir el resultaldo adverso. Nuevamente, en los primeros 10' ninguno se sacó ventajas, tan sólo siriveron para que se luzca el uno rival, que demostraba su experiencia en cada pelota que amenzaba su valla. Mas el descuento llegó, cuándo no, a través de Santi Núñez, en una jugada que si soy sincero no recuerdo del todo, pero debió haber tenido una de las categóricas definiciones características del goleador del equipo. Lamentablemente, el fatídico delantero mencionado en el párrafo anterior no nos dio tiempo ni para ilusionarnos. Al minuto del descuento, el mismo apareció para sacarse la marca de encima y clavar un tremendo sablazo en el ángulo izquierdo de Lucas Soule, que no podía hacer nada más que mirar el flamear de su red. Con el equipo resignado, Galácticos dio el golpe de gracia y le puso al partido el score de un partido de tenis: 6-1; game, set and match.
Y así, cual tenista definido como "de otro mundo", Galácticos se despachó de Pesto F.C. y se dirigió a la final, donde Nadal** se encargó de quitarle la gloria con una inesperada goleada.
*y encontrar ese término que andaba buscando (Juan entenderá)
**New Age
Pese al abultado resultado final, el trámite no fue tan disparejo como parece, si no más bien que en un principio nos podríamos haber puesto arriba nosotros. Durante la primera mitad del inicio, las chances más claras estuvieron en un mano a mano dilapidado por Manu Pujó (reemplazaba a Seba García) y en un rebote que forzó Juan Pardo por presionar al arquero rival que terminaron despejando sobre la línea.
Sin embargo, entrando en la segunda mitad del comienzo, Galácticos demostró su superioridad individual. Primero abrió el marcador con un tiro libre ejecutado rápido y definido con una violencia y precisión admirables, desde una posición de la que realmente era difícil encontrarle ángulo a la pelota para que entre. Durante un puñado de minutos, Pesto todavía dio batalla y dispuso de alguna que otra ocasión para llegar al empate, pero una vez que los rivales encontraron el segundo gol, no hubo cómo pararlos. De la mano del segundo llegaron el tercero y el cuarto, todos de buen porte, en especial una mediavuelta fortísima de uno de los delanteros que nos tuvo a mal traer todo el partido.
El complemento lo arrancamos, como siempre, en búsqueda de revertir el resultaldo adverso. Nuevamente, en los primeros 10' ninguno se sacó ventajas, tan sólo siriveron para que se luzca el uno rival, que demostraba su experiencia en cada pelota que amenzaba su valla. Mas el descuento llegó, cuándo no, a través de Santi Núñez, en una jugada que si soy sincero no recuerdo del todo, pero debió haber tenido una de las categóricas definiciones características del goleador del equipo. Lamentablemente, el fatídico delantero mencionado en el párrafo anterior no nos dio tiempo ni para ilusionarnos. Al minuto del descuento, el mismo apareció para sacarse la marca de encima y clavar un tremendo sablazo en el ángulo izquierdo de Lucas Soule, que no podía hacer nada más que mirar el flamear de su red. Con el equipo resignado, Galácticos dio el golpe de gracia y le puso al partido el score de un partido de tenis: 6-1; game, set and match.
Y así, cual tenista definido como "de otro mundo", Galácticos se despachó de Pesto F.C. y se dirigió a la final, donde Nadal** se encargó de quitarle la gloria con una inesperada goleada.
*y encontrar ese término que andaba buscando (Juan entenderá)
**New Age
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